Que mezcolanza.
Un avión en Barajas que se estrella contra el suelo me dejó sin habla.
Abrí muy despacito El País y leí la noticia. Clickeé sobre la lista de pasajeros que puso Spanair en la web y comprobé que no había nadie que yo conociera.
Me alegré, aunque es una crueldad decir que me alegré.
Mientras leía los nombres, casi todos españoles, pensaba en la balanza mental.
Hablé con mamá como venimos haciendo todas sus noches. Está cansada, está optimista, está agotada, está perdida y encontrada. Pasa por todos los estados anímicos.
Papá está fuera de terapia pero le siguen haciendo estudios. Está en una habitación privada, con baño privado, lo que le devuelve un poco de dignidad, especialmente para mi padre que es bastante pudoroso.
Le harán un ecodoppler que lo volverá un padre radioactivo, y que se yo... a la busca y captura del responsable de los picos de presión.
Me importa más mi padre que los casi 150 muertos en el accidente de Barajas.
Es horrible. Pero es así.
Me sentí mal por esa elección, por el sentimiento, pero no puedo evitarlo.
Las chicas están abuelizadas. Y eso que no les hablo mucho, pero son listas y escuchan las conversaciones con Douglas o con quien sea al teléfono.
Resulta que cuando mis padres estuvieron acá, papá tenía un cepillo de dientes eléctrico. Anna alguna vez lo usó, fascinada. Cuando se fueron, les compramos un cepillo igual al de papá a cada una, y por unos días los encontraron fascinantes hasta que descubrieron las mil y una aplicaciones del cepillo de dientes, y nos las encontramos en la ducha limpiando los azulejos con jabón y cepillo.
Una imagen muy carcelaria.
Acto seguido les compramos cepillos de dientes de princesas, rosas con brillitos y nos quedamos con los eléctricos nosotros.
Uno murió hace un tiempo, y el otro andaba despacito, pero no era cuestión de baterías, sino que estaba destartalado. Así que compramos otros dos, para nosotros, y anoche, delante de Anna, agarré el cepillo de dientes viejo y lo tiré a la basura (de reciclar). Anna me pegó un grito de odio y me dijo "no tires el cepillo de dientes del abuelo!!". Le dije que no era el cepillo de dientes del abuelo pero ella me dijo que si, que ese cepillo de dientes era su cepillo de dientes especial porque se lo había regalado el abuelo. Lo agarró de la basura y es lo llevó a la habitación. Yo ya paso de discutir por esas cosas... no tiene sentido...
Esta mañana, se pasó a mi cama, y luego se fue al colegio.
Cuando fui a hacer la cama, me encontré el cepillo de dientes Colgate eléctrico debajo de su almohada.
Es muuuuuuuy tierno...
Ejercicio con photoshop. No se ve demasiado pero la foto es blanco y negro y los ojos de anna son de su color, ese verde grisaceo que depende del día.

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