Enrique cumplió años. Y el sábado pasado hizo una fiesta.
Y por supuesto, yo no fui.

Cathy le hizo una película con imágenes de su vida, fotos que aportaron sus amigos, etc. Desde sus abuelos hasta ahora. Los amigos, la familia. 50 años de fotos con la familia y unos 30 de fotos con amigos. Algunos de esos amigos de hace 30 años estaban en la fiesta.
Yo no.

En el video, al final, Cathy incluyó un mensaje mío. Enrique dice que lo emocionó muchísimo y hablando por teléfono me dijo que me iba a escribir un mensaje. Lo recibí al par de horas de haber cortado por phono, y creo yo que es uno de los mejores mensajes que he recibido en muchísimo tiempo.

Yo soy monotemática y siempre le doy vueltas a lo mismo.
Elecciones.
Opciones.
Esto o aquello.
Lo otro o lo de más allá.

Enrique se queja de que no puede malcriar a mis hijas, como hizo con todos los hijos de sus amigos.
Yo me quejo de que él no puede malcriar a mis hijas, como hizo con todos los hijos de sus otros amigos.

Pensar en mi vida sin mis hijas me resulta imposible. Ellas tienen un poder infinito sobre mi.
Ni todos mis amigos todos juntos, puestos en una balanza, pesan mas que una de estas bandidas bestias.
Y no porque mis amigos no sean maravillosos, o no sean los mejores, porque no creo que haya mejores que los míos. Pero ellas tienen poder sobre todo el universo, y éste gira en torno a ellas a su entero capricho. Y me maravilla. Y me aterra. Y lo detesto y lo adoro.

En el mensaje Enrique decía que los hijos de sus amigos, que el recuerda con 7 o 4 años hace una nada, ahora de repente tienen novia y viven fuera de la casa de los padres. Él dice "la puta, que rápido va esto!". Justamente el sábado pasado Flor, la hija menor de Oscar y María, cumplió 15.
Se nos crecen los enanos... (crecerán las mías igual de rápido o las mías, para fastidiar, no van a crecer nunca y jamás van a dejar de hacer llantitos y protestitos?)

Otra fiesta que me perdí. Esta vez, en vez de Madrid, fue Buenos Aires.

El sábado hay una loto de 25 millones de dólares.

La necesito desesperadamente. Una loto para acercar continentes.